Insomnio

La soledad amenaza tras la oscuridad de una noche en vela y las lágrimas acechan impacientes por entre los párpados. Aquí, en el refugio de una lámpara de madrugada, las letras se suceden intentando seguir a los pensamientos. Esos malditos que me persiguen y me hacen desquiciar la serenidad de mi almohada; irrumpiendo uno tras otro por la puerta de mi mente, insumisa ante las órdenes de cerrarse.
De noche el mundo parece distinto, se cierra en mi habitación y más allá de los muros solo existen las imágenes de las verdaderas “Ideas” que nos contaba Platón: ilusiones.
Este silencio tan rotundo grita tan alto que me revienta el pensamiento. Resulta atronador.
Ahora la vagancia general se adueña de mí mismo. Solo tengo ganas de dejarme atrapar por mi cama, disimularme entre las sábanas y esperar a que salga el sol y, junto con él, las ganas de empezar la vida, romper con lo que encadena y desechar la suciedad mental que no me deja ver las estrellas.
Buenas noches y dulces sueños…a veces, es lo único que nos queda.
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